La mediación policial se define como un método a través del cuál los ciudadanos se reúnen voluntariamente para resolver sus problemas, exponiendo su conflicto a través del diálogo y buscando una solución que satisfaga el interés de ambas partes con la ayuda de un policía mediador neutral. Esto permitiría que el sistema policial tuviera un papel destacado en el propósito de evitar la saturación de los juzgados, y al mismo tiempo influenciaría positivamente en la convivencia de los ciudadanos.
Está claro que la mediación es un método de resolución de conflictos que está en plena actualidad, y sería un error darle la espalda a una herramienta que puede resultar tan útil para actualizar y modernizar el modelo policial ayudándole a cumplir, entre otros, su objetivo de situarse en un plano más cercano al ciudadano.
Evidentemente, la mediación dentro de la policía tiene unas particularidades. El policía no puede mostrarse del todo imparcial puesto que por Ley se ve obligado a actuar ante determinadas irregularidades. Esto impide que se medie en causas que estén tipificadas como delitos o en los que se hayan iniciado diligencias. Sin embargo, la mediación policial puede ser muy beneficiosa en problemas vinculados a la convivencia como por ejemplo: conflictos vecinales, culturales, molestias de ruidos, olores humos, incidentes con menores, y muchos más. Casos en lo que la resolución judicial solucionaría el conflicto pero no la relación de las personas, que acabaría más dañada al haber un ganador y un perdedor, y que en cambio, con la mediación se permitiría conseguir un beneficio integrador de las necesidades de ambas partes apostando por una convivencia más saludable.